Hay algo nuevo en el consumo cultural italiano, o más bien algo antiguo. Y eso no quiere decir que sean malas noticias. «La demanda de contenidos por parte del público está cambiando. Con algunos resultados interesantes”: palabra de Carlos Fontanapresidente de Cultura Empresarial Italia-Confcommercio, que desde 2018 reúne a asociaciones empresariales que operan en los sectores de la cultura, el entretenimiento, el espectáculo y la creatividad y el público. El ya muy apreciado superintendente de la Scala de Milán: «Hace poco, para entrar al teatro, tuve que hacer cola durante 25 minutos y delante de mí había muchos jóvenes. Que también están redescubriendo el placer del cine, es decir, la gran pantalla. Pero tengo que ser honesto: no me sorprende. Siempre he pensado que haciendo buenos productos se pueden conseguir buenos resultados, en todas las épocas. Y el uso de las plataformas también está disminuyendo”.
Impresa Cultura Italia-Confcommercio publicó recientemente el informe del Observatorio Longitudinal sobre el consumo cultural de los italianos en colaboración con swg, del que surgieron estos y otros datos: «Por ejemplo, la evolución demográfica y cultural del público, ciertamente combinada con el impacto de la inflación – subraya Fontana – ha hecho que en las taquillas de los cines y no sólo la cuota de abonos se haya beneficiado de venta de entradas. Y mientras tanto, las cadenas de televisión generalistas están experimentando una recuperación.”
De hecho, la televisión tradicional sigue teniendo la mayor preferencia: el 89% de los entrevistados la ve habitualmente para ver películas, series y programas de televisión. Las plataformas web de suscripción experimentan un claro descenso con un fuerte -6% en comparación con 2022.
Sí: en definitiva, si la recuperación post-Covid del consumo cultural es innegable, su consistencia se ha visto influida y ponderada por el incremento neto de los precios de algunos tipos concretos de actividades culturales (por ejemplo, +10 euros para la compra de libros en papel). Tanto es así que para el 48% de los italianos, los elevados costes son el principal obstáculo para las actividades culturales; y el gasto familiar medio mensual estimado en consumo cultural se eleva hasta los 83,2 euros.
Algunos datos más: el descenso en el uso de libros en papel se mantiene estable aunque pequeño -se habla de una contracción del 4%-, que sin embargo siguen siendo ampliamente preferidos a los en formato digital (el 72% de los lectores prefieren libros en formato papel frente al 52 % que utilizan medios digitales). Los datos destacan la recuperación de las artes escénicas y teatrales: el cine vio aumentar los consumidores hasta el 29% en el último mes, un aumento del 12% respecto a 2022; mientras que los espectáculos en vivo suben al 16%, con un +5% respecto a 2022, y el teatro registra un crecimiento del 5%, hasta alcanzar el 11%.
El gasto familiar medio mensual estimado en consumo cultural se sitúa en 83,2 euros. El valor de este año es el más alto en las últimas encuestas (en 2022 fue 58, en 2021 fue 73,5 y en 2020 fue 50,9). Esto depende de dos factores: por un lado el aumento de costos debido a la inflación; por otro, la recuperación del sector cultural pospandemia con la provisión de contenidos de mayor calidad. De hecho, los altos costos siguen representando la principal barrera a la participación en actividades culturales para nada menos que el 48% de los entrevistados.
Con el riesgo de una posible contracción del consumo para el actual invierno, se estima que, en términos de gasto en vacaciones, quienes pretendan utilizar servicios y productos culturales gastarán una media de 136 (con un 53% gastando menos de 100 pero (un buen 28% piensa gastar entre 100 y 200).
El artículo Bien hecho, lo viejo agrada procede de la Revista Economía.