Las ventas minoristas crecen, pero es sobre todo el gran comercio minorista el que se beneficia de ello, mientras que las pequeñas empresas aumentan ligeramente sus ingresos. Este es el análisis de Confesercenti basado en datos publicados por Istat. En febrero, las ventas comenzaron a crecer nuevamente en volumen interanual por primera vez desde mayo de 2022. Un pequeño aumento, solo +0,3%, que, sin embargo, esperamos que indique el inicio de un cambio de tendencia. La desaceleración de la inflación y la progresiva recuperación del poder adquisitivo de las familias italianas han dado un impulso positivo a las ventas, también gracias a las medidas de apoyo a los ingresos y a la reducción de la carga fiscal. Al aumento en términos de ventas de bienes también contribuyó un febrero positivo para la ropa: en comparación con el año pasado, las ventas crecieron en valor un +3,2% – una cifra superior a la inflación – gracias al impulso de las ventas del final de la temporada. y el regreso del clima “invernal” después de meses de calor anormal que había ralentizado las compras de ropa de invierno.
Las ventas minoristas están creciendo, pero las pequeñas empresas no siguen el ritmo del comercio minorista a gran escala
Sin embargo, la recuperación general reportada por Istat en febrero, todavía no se trata de pequeñas superficies, que registraron un crecimiento en valor de ventas de sólo el 1% durante el año: un cambio que, neto de inflación, se traduce en una nueva reducción del volumen. Sin embargo, el comercio minorista a gran escala ha vuelto a la normalidad, con un aumento del +4% en comparación con febrero de 2023.
Una brecha que indica cómo, a pesar del cambio de tendencia en febrero, las dificultades de las familias y los comercios sólo se han aliviado, no resuelto. La tendencia al aumento del consumo, que según nuestras previsiones elaboradas con CER debería situarse en el +0,7% en 2024, debe fomentarse y apoyarse con medidas adecuadas, empezando por la confirmación del recorte de la brecha y la continuación también de la reforma fiscal. para 2025.
Sin embargo, también son necesarias intervenciones a favor de las pequeñas empresas comerciales, que ven cómo se amplía estructuralmente la brecha con otras formas de distribución. Es necesario introducir medidas estructurales, con un paquete de formación para los emprendedores, apoyo a la innovación, una fiscalidad ventajosa para las pequeñas empresas de distribución con un volumen de negocios inferior a 400.000 euros al año y un impuesto único para los arrendamientos comerciales, facilitando el acceso a la concesión de un alquiler acordado al inquilino, verificado y garantizado por las asociaciones comerciales. Estamos convencidos de que, con estas medidas, sería posible reducir la erosión de las cuotas de mercado de los espacios pequeños, recuperando 5.500 millones de euros en ventas y evitando que desaparezcan casi 30.000 actividades comerciales de barrio en los próximos siete años.
El artículo Las ventas minoristas crecen, pero las pequeñas empresas luchan más proviene de la revista Economía.