En los últimos días hemos asistido a un uso ocasional de la publicidad, especialmente a través de Internet, pero también en periódicos y semanarios, destinada a incitar al público a adoptar un comportamiento específico a la hora de invertir su dinero: me refiero, naturalmente, a la publicidad dirigida al BTP. Valore.

Y así sucedió que, junto a medicinas improbables que hacen felices a los hombres, aparecieron anuncios de valores extraordinarios capaces de resolver problemas de rendimiento de las inversiones.

Las emisiones de estos valores también fueron ampliamente publicitadas en las páginas web de importantes empresas especializadas en la distribución de productos de depósito gestionado. Como si Mercedes se apresurara a decir que el último modelo de bicicleta se puede adquirir a través de las redes de concesionarios.

Estas emisiones estaban (y estarán) reservadas a un segmento particular de ahorradores: los llamados inversores minoristas. Están reservados para ti, precisamente para ti, el hombre (y la mujer) de la calle, que va a trabajar por la mañana, lleva a tus hijos al colegio y al gimnasio, va al cine y luego come pizza.

Errores recurrentes

Cuando vi que la extraordinaria oportunidad de inversión en BTP estaba reservada para estos afortunados inversores, inmediatamente me acordé del cuaderno Consob de 2010 editado por Nadia Linciano, con el significativo título: “Errores cognitivos e inestabilidad de las preferencias en las opciones de inversión de los inversores minoristas”. .Indicaciones de política de finanzas conductuales.

Este cuaderno nos recuerda que los inversores minoristas muy delicados cometen sistemáticamente “errores de razonamiento y de preferencias”. Entre los errores más extendidos, recuerda el estudio, se encuentran: “baja participación en el mercado de valores, errores en la percepción de la relación riesgo/rentabilidad, movimiento excesivo de cartera”. Interesante. El MEF debió haber leído atentamente el cuaderno de la Consob para comprender exactamente lo que tenía que decirles a los queridos inversores minoristas, proveedores de capital precioso para la renovación de su deuda. Una paradoja, sobre todo si consideramos que la conclusión del estudio citado es que “El desarrollo de una actividad de consultoría basada en la lógica del servicio al cliente constituye (…) un complemento indispensable para fortalecer la eficacia de las disposiciones reglamentarias para proteger el inversor y para la contención de los errores de comportamiento más extendidos”.

Presta atención a los mensajes.

La indisciplina exige indisciplina: junto a la publicidad de BTP Valore, inmediatamente aparecieron bonos de todo tipo, con rendimientos ligeramente superiores y opciones de compra a favor del emisor, con cupones con características que no se perciben inmediatamente (pero sin duda son elevadas). Y ya que estamos, junto a la publicidad de los bonos del Estado aparece también un extraordinario modelo de negociación (otorgado en las “Olimpíadas”) que permite ganar un 4%… ¡pero al mes!

En definitiva, habría que tener un poco de cuidado con los mensajes que se dan a los ahorradores.

Y ahora la atención se centra en la crisis de las llamadas cobranzas gestionadas. Evidentemente en general, sin distinción, los cobros gestionados se convierten en una familia de instrumentos de inversión que se han construido con el objetivo de empobrecer a los inversores. “Cobro gestionado”: ​​una terrible y tonta simplificación de una realidad muy compleja y variada.

Hasta hace algún tiempo, los italianos eran criticados porque el impacto de sus ahorros en fondos mutuos era limitado. La presencia de bonos gubernamentales en las carteras de los italianos era excesiva. Las autoridades alentaron una mayor diversificación y el uso de herramientas que estaban muy extendidas en el extranjero, mucho más que aquí. Y luego la importancia de los fondos de pensiones, la importancia de la seguridad social. Pobres italianos, condicionados por un mercado dominado por los bancos y por la costumbre de los bonos gubernamentales.

Muchos de los que me leen habrán tenido la experiencia de las llamadas “bolsas de valores”, esos lugares donde los clientes de los bancos, generalmente de cierta edad, se reunían para observar en las pantallas los precios de las acciones, obviamente sólo de los valores italianos. acciones, obviamente después de haber comprado bonos del gobierno italiano, y luego acudir al encargado de valores de la sucursal para hacer apuestas, para “jugar en la bolsa” (como decían una vez).

Cuánto tiempo ha pasado desde entonces. Recuerdo que durante las subastas de bonos del Estado las sucursales de los bancos estaban muy concurridas y los empleados del banco estaban ocupados atendiendo las solicitudes de los clientes. El día 15 del mes y al final del mes, los plazos, las subastas. “Recaudación administrada”, en contraposición – fíjese en el orden de las palabras – a “gestión del ahorro” por parte de intermediarios capaces de asesorar sobre inversiones cada vez más grandes y complejas.

Gestión del ahorro

La gestión del ahorro es fundamental, es constitucionalmente relevante. Poco a poco va llegando la gestión de activos, en bonos del Estado, evidentemente, la gestión de activos en bonos, ante todo. Recuerdo que en 1996-97 un banco para el que yo era consultor puso en marcha un proyecto para transformar su gestión de activos (95% bonos) en una gestión “mundial”, es decir, acciones internacionales, equilibrio internacional, bonos internacionales.

Con el tiempo hemos olvidado la secuencia correcta de las palabras: gestión del ahorro a través de todas las oportunidades de inversión disponibles en el mundo. Todo se ha convertido en producto de “cobro gestionado”, incluso la seguridad social, los fondos de pensiones, los seguros. Una visión, por así decirlo, desde la cuenta de resultados de un intermediario, no desde una actividad de servicios realizada para un inversor.

Quizás nos hemos olvidado de dar valor únicamente a la gestión profesional del ahorro. Es verdad.

La solución, sin embargo, no es volver a la calesa y a los caballos. No, hemos conseguido la posición erguida y ahora no hay vuelta atrás. No hay vuelta atrás. No debemos contraponer, como he visto alegremente en las redes sociales, en los periódicos, en Linkedin y YouTube, “cobro administrado” y “cobro gestionado”.
¿Administración del ahorro o gestión del ahorro? Es como decir: ¿caminamos a cuatro patas o nos ponemos de pie?

Por supuesto, debemos volver a observar las cosas con la postura correcta en relación al servicio que queremos brindar. Un valioso servicio de gestión del ahorro familiar, que conduce a soluciones diversificadas, mantenidas en el horizonte temporal correcto, consistentes en calidad y cantidad con los objetivos de inversión del cliente.

De Ruggero Bertelli

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