La frase “Invertir es simple, pero no fácil…” A menudo se utiliza para referirse a cuál debe ser el enfoque correcto en el mundo de la gestión del ahorro a través de inversiones. Esta frase ha sido atribuida a Warren Buffett, pero es citada en todo el mundo; por lo que más de un gurú financiero asume la paternidad. Pero, qué significa: ¿Invertir es simple pero no fácil?

Nos referimos a otros aspectos de nuestra vida, de nuestro día a día y tratamos de entender a través de ellos si podemos hacerlo todo más sencillo.

¿Queremos perder unos kilos? ¿Queremos volver a estar en forma después de las borracheras navideñas? Muy simple. Ya está todo escrito. Necesitamos seguir una dieta, comer metódicamente, tanto desde el punto de vista de las citas en la mesa como desde el punto de vista de las “cantidades” que transformamos en nuestras comidas en la mesa. Y luego haz ejercicio, corre, camina, quema calorías.

Sabemos qué hacer, qué estrategia aplicar para adelgazar (sencillo), pero hacerlo no es tan fácil (fácil). A menudo somos incapaces de cumplir nuestras “promesas” sobre la conducta alimentaria. Así, el saber de qué hacer choca con la aplicación del hacer.

Sabemos que hay que evitar el Panettone, pero su sabor único nos atrae y nos tienta tanto que muchas veces no logramos vencer la tentación y nos dejamos invadir por el “deseo” de ese sabor que, químicamente, nos aleja del nuestras buenas intenciones.

De la misma manera sabemos (simple) que para tener dinero aparte necesitamos ahorrar. Sin embargo, es (difícil) hacerlo, porque el mundo actual está gobernado por un consumismo desenfrenado que ha llevado a personas y familias a endeudarse para tener dinero para irse de vacaciones.

Sabemos igualmente (simplemente) que la diversificación de las actividades, incluso las de carácter financiero, es la madre de todas las virtudes, pero persistimos (con dificultad) en buscar la piedra filosofal del enriquecimiento centrándonos en tal o cual otro título con la esperanza de para lograr el “tiro de su vida”.

También sabemos que el tiempo (simple) es el parámetro sobre el cual dimensionar nuestras opciones de inversión, e incluso cuando hemos encontrado el servicio ideal para nosotros (difícil), terminamos persiguiendo las tendencias del mercado a corto plazo, perdiendo de vista que Es precisamente el momento el que no podemos esperar. ¿Cortarías las plántulas de trigo antes de que esté maduro? Sin embargo, lo hacemos sistemáticamente con nuestras inversiones.

Sabemos que las cifras demográficas nos impondrían opciones de inversión (simples), pero no nos preocupan en absoluto (difíciles), posponiéndolas hasta un mañana en el que ya no podremos sostenerlas.

Es simple pero ¿no es fácil? No sé si esta frase representa la descripción correcta de lo que sucede. Quizás en parte trivialice nuestros comportamientos. Si fuera simple, ¿debería ser más fácil? En cambio, todo es terriblemente complicado.

¿Seguimos el tratamiento que nos da nuestro médico (simple) con cuidado y en el momento adecuado (difícil)? No siempre. Pero es el médico quien nos devuelve al camino correcto cuando es necesario. Son los médicos del ahorro los que deben dar un salto de calidad: consultores, aseguradores, banqueros y banqueros: es su tiempo, el tiempo de los que hacen las cosas bien.

Los cambios que estamos experimentando y sufriendo imponen decisiones que no practicamos, evidencia con la que no estamos lidiando. No se trata de aspectos simples que harán que nuestro mañana sea muy difícil.

Leopoldo Gasbarro

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